domingo, 27 de mayo de 2012


La Razón que te Mueve a Servir
Si nos viésemos ante el reto de utilizar una sola palabra que nos sirva para describir todas las profesiones y ocupaciones relacionadas a la salud debemos de considerar la siguiente: Servicio
El oficio de técnico de farmacia ha experimentado sustanciales cambios durante la pasada década. La población mundial envejece; así lo describe la Organización Mundial de la Salud y yo estoy muy de acuerdo con ello. Este aumento en el número de personas que sobrepasa los 65 años de edad ha sido el principal detonante en el giro que hemos experimentado. Los servicios dirigidos a cuidado aumentan; las ramas especializadas dentro del cuidado al paciente aumentan y la necesidad de estar mejor preparados para desempeñarnos en estas nuevas responsabilidades aumenta.
En lo que respecta a dominar nuevas destrezas no es un factor que me mueva a detenerme para considerarlo. Todo el que se lo proponga y logre vencer sus propios obstáculos llegará a dominar tareas de índole técnica o mecánicas. Sin embargo, la parte de las competencias necesarias para afrontar los nuevos retos, eso si que me hace reflexionar para encontrar la forma de aportar y de contribuir. 
Las exigencias del mercado actual apuntan a que nosotros los profesionales de la salud necesitamos desarrollar un sistema de valores que nos mantenga enfocados en una razón real y digna, lo suficientemente poderosa como para que realicemos cambios que envuelvan nuestro propio desarrollo humano. Cuando le digo lo suficientemente poderosa me refiero a que muchas instituciones cuentan con programas de desarrollo y medidores de desempeño, pero el verdadero deseo de crecer por dentro tiene que apoyar su fuerza de motivo dentro de nosotros mismos.
Cuando brindamos servicios de cuidado de salud debemos traer a nivel consiente lo que inconscientemente todos conocemos como nuestra finalidad, un producto que brinde seguridad y calidad al paciente. El sentir esta responsabilidad genuina indiscutiblemente nos va a llevar a mantener nuestros propios estándares aún a pesar de los motivos distorsionados que puedan estar circulando a nuestro alrededor. Cuando a fin de cuentas es tu paciente el que define tu nivel de servicio se da un fenómeno que pocos entienden, te destacarás en tu comunidad como un excelente proveedor a pesar de lo rebuscado que sea tu entorno.
Ese deseo genuino de aportar al bienestar y a la salud de aquellos que te han seleccionado como su proveedor de servicios hará que usted destaque sin que le ataquen los principales agentes distractores de un desarrollo humano de indiscutible calidad. ¿Cuales son estas distracciones de un desarrollo genuino? La rivalidad, el protagonismo, y la necesidad de pasearse sobre una alfombra roja para encontrar del otro lado una estatuilla que en nada ha beneficiado la vida y la salud de otro ser humano. Cuando sus razones son la seguridad y la calidad, usted avanza a pesar de las presiones, los obstáculos, y la mentalidad de olimpiadas que se crezca a su alrededor. Las olimpiadas son excelentes para los deportistas pero las únicas antorchas que se encienden en nuestro campo son las antorchas del aporte a la salud de quienes han tenido a bien confiar en nosotros. Sobre esta afirmación puede crecer un gran negocio de salud, nunca será a la inversa. 
Mi llamado en a un desempeño que brinde un producto seguro y efectivo para beneficiar la salud de nuestros pacientes. Es una llamada a la sensibilidad, a cubrir genuinamente una necesidad, a empatizar, y a simpatizar con aquellos que llegan a nuestras facilidades con un fin común: luchar por continuar viviendo y alcanzar las metas aun no cumplidas.  

Foto cortesia de Qiqware   2012 © Wanda L. Santiago

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